Hermandad del Santo Sepulcro

Misa de difuntos

Aún por estas fechas, y después de año y medio, todavía merodea sobre nosotros la sombra de la pandemia del COVID-19, la Hermandad del Santo Sepulcro en octubre celebra una misa en honor a los hermanos difuntos, en la iglesia de Santa Cruz, con la imagen del Yacente presidiéndola.  Aunque las restricciones se van suavizando, y nos vamos acercando a la “normalidad”, la directiva de la Hermandad ha querido ser prudente y ha decidido suspender por segundo año consecutivo dicha misa, ya que la iglesia de Santa Cruz dispone de un espacio reducido para poder guardar la distancia social recomendada. Tenemos que afrontar la realidad, aunque no estuvimos preparados para ella, tenemos que estar a la espera de que pase esta tormenta, a que salga el Sol y haga brillar de nuevo nuestra ciudad y por su puesto nuestra vida.

La Hermandad no se olvida de esos hermanos que nos dejaron, mucho menos a los que se fueron en el último año y medio, ya que por las limitaciones solo fueron a acompañarlos los familiares más cercanos, y en algún caso incluso ni eso. No pasa ni un solo día que no aparezcan en nuestra memoria, a base de recuerdos, gracias a ello el corazón vive iluminado, aunque suenen en nuestra cabeza campanas rotas y doloridas. Sabemos de sobra que con palabras no se llenan corazones vacíos, quizás es demasiado pronto para darse cuenta, también sabemos que el dolor y las lágrimas no son capaces de curar esa herida, pero es donde uno se puede refugiar en los momentos duros, cuando esas nubes grises nublan nuestros pensamientos.

Llegará el día en que todo vuelva a ser como antes, entonces podremos celebrar esa eucaristía pensando en ellos, y el alma se llenara de esperanza, porque este sentimiento aun brilla gracias al recuerdo, aunque sea con los ojos llorosos, los sentidos rezumaran de libertad, porque todos necesitamos una razón para continuar, y tal vez pronto veamos ráfagas de luz en la oscuridad que traerán esperanza.

Que el espíritu de la Hermandad nos de él valor suficiente para salir adelante, y una vez libres podamos disfrutar de las rosas frescas de la primavera.

l. FERNANDO DE SANTIAGO BADÁS.

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